Sabemos que para mantener nuestro cuerpo saludable y joven es necesario hacer ejercicio. Pero, ¿qué hay del pilates para el rostro? Te contamos todo sobre esta nueva tendencia.
El entrenamiento no suele ser el momento en el que lucimos más guapos, pero el pilates para el rostro —sí, has leído bien— podría ganar el premio a la actividad física menos atractiva. En un momento, durante mi primera sesión de prueba, me acerco a mi instructora para asegurarme de que estoy haciendo el ejercicio correctamente: con una sonrisa tonta diseñada para ejercitar los músculos de la mandíbula, tengo la extraña mirada de Animal de Los Muppets. Esta, lamentablemente, podría haber sido la cara más decente de todas las que hice en la sesión.
Sin embargo, cuando mi instructora de pilates para el rostro, Carme Farré, fundadora de FaceToned, me enseña las fotos del antes y él después de sus clientes, casi parece que vale la pena. Las mandíbulas de las personas parecen mejoradas, sus pómulos más definidos de lo que lucían. Además, la piel tiene un aspecto más claro y sano. “Si tienes un brazo que no se ejercita, verás la piel un poco, ya sabes, más vieja. Si empiezas a tonificar ese músculo, luego de cuatro o seis semanas, verás que la piel se llena de músculo por debajo”, explica Farré. “Lo mismo ocurre en el rostro”. (Aquí: 5 formas de rejuvenecer la piel sin fallar en el intento).
¿Por qué deberías abrirte al pilates facial?
Carme Farré describe lo que hace como un “minilifting” y un “botox natural”, y, de hecho, cuando ves los resultados es difícil no estar de acuerdo. También me mostró fotos de ella a los veinte años y de ahora, a punto de cumplir 47 años. Las diferencias son sorprendentemente escasas. Puede sonar a inutilidad, pero cuando la gente se ve así de bien porque hace pilates para el rostro, quizá sea el momento de poner atención.
Farré abrió su estudio de Pilates (para todo el cuerpo) en 2013, se formó con Alan Herdman y BASI —el primero una versión más rehabilitadora, el segundo más atlética— y luego, con Eva Fraser, quien es una figura de larga trayectoria en el mundo del ejercicio facial. Fraser no respondió a la petición de hablar para el reportaje, pero hay vídeos de ella —con un aspecto francamente luminoso como para tener 80 años— enseñando a los voluntarios lo que tienen que hacer.
Mi instructora, Carme Farré, tenía 35 años cuando fue por primera vez a una clase de ejercicios faciales y se enamoró de ellos: “no era un concepto de belleza ni nada parecido”, dijo, “era simplemente algo real. Si trabajas los músculos del cuerpo, ¿por qué no harías lo mismo con la cara?”.
FaceToned, su sistema actual, existe en un par de modalidades: en clases individuales en su estudio, y en una aplicación de pago, similar a la suscripción de un gimnasio o una app de fitness (cuesta alrededor de 24 dólares). También hay seminarios web en vivo a los que las personas pueden unirse, participando en tiempo real con Farré, pero con tu propia cara invisible para todos los implicados (lo que, no puedo dejar de recalcar, es un gran alivio.) También ha hecho sesiones de grupo en persona, dice, pero “suelen ser bastante divertidas”.
Los pilates para el rostro, según Farré, son una forma crucial de combatir los signos de la edad: “El envejecimiento no tiene que ver con las arrugas, sino con la flacidez”, dice. “Una cara muy tensa, con algunas líneas, parece más joven que una cara sin líneas pero con flacidez”. Sin embargo, también tiene beneficios más allá del cambio estético o de la forma física en general, pues menciona que es una excelente rehabilitación para personas con parálisis de Bell o lesiones por latigazo cervical.
El estudio de Carme se encuentra en un sótano en Notting Hill, Londres, pequeño y cuadrado, lleno de espejos, y repleto de equipo para pilates para el rostro. En nuestra sesión me asigna un asiento frente a un pequeño tocador blanco y se sienta detrás de mí en una pelota de equilibrio. Me sirve agua —al parecer, la voy a necesitar— y empieza por hacerme cubrir la cara con un serum.
¿En qué consiste?
Entonces comienza el pilates para el rostro. Farré inicia siempre por la mandíbula y el cuello, “porque es la preocupación número uno de los clientes cuando vienen al estudio”. Empezamos con un ejercicio sencillo, colocando mi lengua contra el labio superior y empujando hacia delante con la primera, y resistiendo con la segunda. “En pilates siempre hay dos fuerzas”, explica, “una que presiona y otra que va en contra”. Después de la primera ronda me pregunta cómo me siento, y me sorprende el esfuerzo que ha hecho mi cara solo para mantener ciertas partes en su sitio, para mover cosas sin que otras las sigan. La cara está llena de estas reacciones en cadena, explica, en las que movemos partes del rostro porque creemos que es necesario para conseguir otra cosa. En una de ellas, intentamos encontrar la manera de que abra más los ojos sin mover la frente.
Una parte de mí se pregunta si en ese momento solo sentí que mi cara parecía ridícula por lo novato que era. Al volver a ver las imágenes de mi sesión, tenía toda la razón al pensar que mi aspecto era ridículo. Incluso con los ejercicios más básicos, parece que estoy tratando de remover algo dentro de la parte trasera de mis dientes, de forma muy poco sutil.
Lo más interesante fue ver las diferencias entre la musculatura facial de Carmé y la mía: algunos ejercicios que ella hacía dejaban al descubierto músculos tensos y potentes en partes de la cara en las que es muy fácil olvidar que tenemos músculos. El mismo ejercicio, hecho por mí, simplemente parecía que estaba haciendo una mueca. Tal vez la más desagradable de ver reflejada en mí consistió en poner el labio inferior sobre el superior, y luego pulsar una sonrisa hacia arriba y hacia abajo, centrándose en las comisuras de la boca. Al verme en el espejo, sinceramente parecía la cara de un león guardián chino. Dicho esto, salí con la sensación de que mi cara había pasado por un entrenamiento exhaustivo, lo que es una señal de que probablemente sí me ejercité de verdad.
Según un estudio de 2018 de la Escuela de Medicina Feinberg de Northwestern, se demostró que el pilates para el rostro logró que un grupo de mujeres de mediana edad luciera más joven. Basado en el antes y el después que Farré me mostró, también puedo decir que es igual de efectivo para los hombres. (Aquí: 3 ejercicios de fuerza básicos para lucir siempre joven).
Farré dice que a sus clientes masculinos les ha encantado, y aunque no puedo prometer que me suscriba a su app mañana, está claro que tiene el efecto deseado. Si quieres combatir los signos de la edad, el pilates para el rostro podría ser la respuesta que estabas buscando: solo asegúrate de hacer los ejercicios con la puerta cerrada.
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