A diferencia del yoga facial, aquí no hay estiramientos, masajes ni posturas. Solo gimnasia con movimientos isométricos e isotónicos para ejercitar los músculos superficiales y profundos.
Nadie piensa que una crema reafirmante sea suficiente para tener unos brazos tonificados o un abdomen plano. En cambio, la cosmética ha sido tradicionalmente el remedio habitual para combatir la flacidez del rostro. ¿No tendría sentido que hiciera falta un poco de ejercicio también, teniendo en cuenta que la cara tiene 57 músculos? En los últimos años la gimnasia facial empieza a considerarse prioritaria para tal menester, pero hablar de ella es como hacerlo de fitness a nivel corporal: demasiado genérico.
La más conocida de las disciplinas hasta la fecha es el yoga facial, inspirado en la práctica oriental de estiramientos, respiración y posturas. Sin embargo, el pilates ha encontrado recientemente su espacio reclamando la importancia de los movimientos isométricos (sin contracción muscular) e isotónicos (con contracción, acortar y alargar el músculo) y ejercicios de resistencia para desafiar a la gravedad de los rasgos, y de paso prevenir y tratar problemas de cervicales y articulaciones. Su fundadora, Mandy Keillor, abrió en 2006 Studio Australia Barcelona, dedicado al pilates, con la idea de que la modalidad facial ofreciera una alternativa natural a las técnicas quirúrgicas o de medicina estética.
Poco después la profesora de fitness facial y pilates con estudio en Londres Carme Farré creaba con el mismo fin el método FaceToned®.
“Los objetivos principales son tonificar y fortalecer los músculos del semblante para prevenir la flacidez de la piel, mejorar la movilidad de las articulaciones y liberar tensión en mandíbula, cervicales y hombros. Se puede utilizar como rehabilitación después de un ictus, en casos de parálisis, asimetría, etc.”.
A través de técnicas de precisión, aislamiento muscular y control de los movimientos de cada músculo se logra fortalecer y rehabilitar la musculatura de cara, cuello y hombros, tonificar la aponeurosis muscular, reforzar los ligamentos de retención y conseguir un efecto lifting. Eso sí, inherente al ejercicio es la constancia, y el pilates facial no es una excepción. “Requiere la misma disciplina que cualquier actividad deportiva, así como la necesidad de crear un hábito. En mi programa recomiendo dedicarle 5 días a la semana”, explica Carme Farré, cuyas sesiones son de 20 minutos y a menudo se coordinan con música.
¿Pilates o yoga?
Las similitudes con el yoga facial parecen inevitables, ya que ambas disciplinas comparten algunos ejercicios en las clases de entrenamiento corporal. Para Farré, la principal diferencia está en los objetivos:
“Creo que hay mucha confusión y que el yoga facial se utiliza en muchas ocasiones como sinónimo generalizado de gimnasia facial. Al igual que sucede con el cuerpo, hay diferentes métodos a la hora de tonificar los músculos faciales y FaceToned® es diferente al yoga facial tanto como el pilates lo es al yoga corporal, aunque ambos sean gimnasia»
Y destaca la principal diferencia:
«El pilates facial no son estiramientos, masajes ni posturas sino gimnasia con movimientos isométricos e isotónicos. Haces ejercicios para los músculos superficiales y profundos”.
Una de las gurús del yoga facial a nivel internacional, la terapeuta brasileña, experta en fonoaudiología y motricidad orofacial y creadora del método MASC Alessandra Scavone, combina ejercicios específicos para cada zona del rostro con masaje para esculpir las facciones y acupuntura en sus sesiones en consulta.
Sin entrar en controversias, expone los principios de una alternativa de mayor tradición como es el yoga facial que ella comenzó a practicar hace 30 años, los cuales van igualmente encaminados a conseguir una piel firme y a su vez luminosa: el truco está en cómo respiramos.
“En nuestra respiración diaria regular no exhalamos completamente el aire de los pulmones, pero las exhalaciones profundas ayudan a reemplazar el CO2 acumulado por oxígeno que crea energía, alimenta los músculos, elimina toxinas, aporta brillo a la piel y fortalece el sistema inmunológico».
Por eso en mi método incorporo en cada postura la respiración profunda, lo que mejora la salud de la piel y de todo el cuerpo”, afirma la experta, que también concede máxima importancia a adquirir hábitos anti-aging para frenar las arrugas o la flacidez, como alimentarse bien, practicar meditación y deporte o reforzar la autoestima.
“El yoga facial es una forma de vida, de autocuidado en un sentido muy amplio”
El resultado de cualquier tipo de gimnasia facial empieza a percibirse pronto: según las expertas, a partir de las dos semanas ya se observa más glow, y para notar la firmeza muscular, el mismo margen que cuando se trabaja el cuerpo en el gimnasio: a partir de dos meses.
Carme Farré propone estos ejercicios básicos de pilates facial:
Tres ejercicios de pilates facial: triangle toner, core lift y facelift total. FOTO: ZUKKA CREATIVOS
TRIANGLE TONER – Tonifica el ‘triángulo de la juventud’: mejora de la parte central de la cara, línea de la sonrisa, y las patas de gallo.
Alarga el cuello, coloca ambos dedos índices junto a la zona inferior exterior de los ojos y tira ligeramente hacia los lados en dirección a la sien. Manteniendo esta posición, entrecierra los ojos y relájate mientras pulsas el párpado inferior ocho veces, asegurándote de que el párpado superior no se mueva. Luego mantén los ojos entrecerrados y cuenta ocho y relájate. Realiza el ejercicio tres veces.
CORE LIFT – Ayuda a suavizar el código de barras y la papada.
Alarga el cuello, colocando la punta de la lengua entre el labio superior y los dientes, mantén la presión de la lengua contra los labios constante; haz circular la punta de la lengua hacia la derecha, abajo, izquierda y arriba cuatro veces y luego cambia de dirección cuatro veces. Repite el ejercicio tres veces.
FACELIFT TOTAL – Ejercicio avanzado que tonifica el cuello, las mejillas y la papada
Alarga el cuello hacia arriba y lleva la barbilla ligeramente hacia arriba sujetando las clavículas con las manos. Lleva la barbilla hacia adelante y hacia arriba, intenta tocar la punta de la nariz con el labio inferior. Levanta las comisuras de la boca y pulsa hacia arriba y hacia abajo ligeramente como si estuvieras sonriendo durante ocho veces. Mantén esta posición contando hasta ocho y luego relájate. Realiza el ejercicio tres veces.